Blanca Miró: «Mezclé mi primer USM con piezas vintage de los 60, 70 y 80»

Barcelona, España

Desde que su madre, la interiorista Rosarietta Scrimieri, eligiera el mobiliario de USM para decorar las primeras oficinas de su padre, Carlos Miró, el famoso sistema modular ha acompañado a Blanca Miró allá donde ha ido. Compró su primera pieza propia cuando se independizó y hoy amplía su colección particular, a todo color, en su nueva casa en Barcelona. Entramos en ella para hablar sobre cómo el diseño industrial ha ido conquistando el corazón e interés de la it girl del momento.

Blanca Miró se define como una persona inquieta y muy polivalente. «No puedo parar de crear y diseñar en mi día a día», nos comenta. Está metida en un montón de proyectos y, lo más extraordinario, es que consigue no estresarse nunca. Tiene la suerte de poder ser quien es, y gustar por ello. Porque cuando la conoces en persona, descubres que Blanca tiene aún más charme que en pantalla. Un charme especial que la distingue a la hora de vestir, de poner una mesa, de plantarse una barra de pan en la cabeza a modo de sombrero o de crear estilismos para sus marcas.


Fundó la plataforma de moda Vasquiat, que estrenó tienda física recientemente, junto con su socio Rafa Blanc. Es también la directora creativa de la exitosa marca de ropa LA VESTE, mano a mano con María de la Orden, cuyo estilo naïve intentan replicar las grandes compañías. Hace justo un año lanzó la marca de gafas Delarge con otra de sus íntimas amigas, Olivia Álvarez; un soplo de aire fresco cocido en plena pandemia. Tiene, además, una cuenta paralela en Instagram, @blanca_a_table, donde se divierte montando fantasiosos settings de mesa.


A nivel personal, acaba de celebrar una boda de cuento en Menorca, envuelta en capas de tul con un vestido haute couture de Dior, una caperucita blanca angelical y unos zapatos Loewe con dos entrañables huevos duros por tacones. No podía ser de otra manera. Blanca style.


De vuelta a Barcelona, estrena una imponente casa de 670 m2 en una finca regia de la zona alta. En ella, tesoros vintage rescatados de mercados de pulgas conviven en armonía con grandes iconos del diseño contemporáneo firmados por Le Corbusier, Castiglioni, Prouvé, Coderch, Milá o los Eames. Entre todos ellos, destacan las piezas de USM a las que Blanca otorga una nueva perspectiva.


Parece que este es su gran año. Y eso que aún queda la mitad por delante.

Tu carrera profesional ha girado siempre en torno al mundo de la moda. Sin embargo, en los últimos años hemos visto un creciente interés por otras disciplinas, como la decoración, los settings de mesa o el diseño industrial. ¿Crees que esta apertura de intereses, o este paso de la moda hacia otras disciplinas del diseño es una transición fruto de la madurez?

Siempre he estado rodeada de gente con cierto interés estético, como mi madre, que es interiorista; mi padre, que se dedicaba al mundo del automóvil; y mi hermana, que también es diseñadora. Así que, sin querer, me ha acabado gustando cualquier cosa relacionada con la estética, como puede ser la decoración y los settings de mesa. 


Mi madre siempre ha tenido la casa impecable y le ha encantado preparar mesas bonitas para sus invitados. Imagino que me viene todo esto, además de haber madurado, está claro. 


Como disfruto la decoración siempre he acompañado a mi madre a comprar muebles para clientes y he visto el proceso desde que empieza una casa, hasta que la acaba. Viendo distintos proyectos suyos, sumado a mi crecimiento personal, he llegado al diseño industrial, que nunca pensé que me gustaría tanto. La clave para mí es mezclar de forma orgánica diseños de épocas distintas y de movimientos distintos, para, así, crear el tuyo.

A través de las redes hemos conocido varias casas tuyas. La actual, sería la tercera. Supongo que cada una ha sido un reflejo de una etapa distinta. ¿Hay alguna pieza de diseño te haya acompañado siempre?

Siempre, siempre, ninguna. Lo que sí puedo decirte es que, desde que me independicé, el sofá Soriana de Tobia Scarpa (Cassina) en rojo ha ido conmigo.

¿Habéis tenido que hacer reformas?

De momento no. Tuvimos la suerte de coger este piso al cabo de poco tiempo de haber sido reformado, así que está impecable. El día de mañana igual haremos alguna pequeña reforma, sobre la marcha.

¿Qué es lo que más te gusta de tu nuevo hogar?

Me gusta tener espacio. Me gusta que en pocos días lo sentía ya «casa». Y me gusta que es una casa con mucha personalidad. Cada rincón es único. Además de todo esto, tiene muy buena vibra, que para mí es lo más importante.

En esta ocasión ¿has decidido tú las piezas de mobiliario o son consensuadas con Javi, tu marido?

Ambos hemos escogido juntos todo lo que decora la casa, pues es importante que sea el hogar de los dos. Yo he hecho que a Javi le gustase tener color en casa, y él ha conseguido que yo rebaje mi locura siendo un pelín más minimalista. Aún así, los dos hemos mantenido nuestro criterio y estilo, y hemos hecho de ambos, uno.

¿Habéis contado con la ayuda de algún/a interiorista?

Entre mi madre y nosotros.

Te gusta mezclar iconos del diseño con mobiliario vintage. ¿Dónde sueles encontrar estos tesoros?

Viajando y entrando en tiendas; visitando devallages por Francia; y también online en plataformas tipo Pamono, Selency, Catawiki y otras.

Tienes un estilo de vestir muy propio, que te define mucho. ¿Dirías que existe cierto paralelismo con el interiorismo de la casa?

Imagino que sí, supongo que todo mi universo está relacionado.

Vemos varios iconos del diseño industrial. Entre ellos, piezas de USM. ¿Cómo conociste la marca? ¿Recuerdas la primera vez que la viste?

La conocí cuando mi madre hizo las primeras oficinas de mi padre en Barcelona. Escogió USM para casi todos los espacios. Entonces yo era pequeña, pero cuando me hice mayor y empecé a valorar el mundo del interiorismo y a conocer la historia de cada pieza fue cuando me atreví a añadir mi primer USM mezclado con piezas vintage de los 60, 70 y 80.

Igual que en tus estilismos, has optado por la gama de color más potente de USM. Las mesitas y el pie de cama del dormitorio en amarillo, la camarera en morado, la vitrina en azul… ¿No te da miedo arriesgar tanto?

Ningún miedo, al final no dejan de ser piezas que cualquier día puedes añadir o sacar, por eso son modulares. Y puedes ir cambiando los colores también.

¿Si tuvieras que customizar una pieza USM, cómo te la imaginas?

Haría una con todos los colores. Alguna vez la he visto en algún lugar y me parece divertidísima. Unas estanterías en el pasillo o en una habitación de niños en varios colores. Igual algún día me atrevo, en un futuro.


Agradecemos a Blanca su colaboración en este fascinante diálogo.


 


Source: Diariodesign


Entrevista por: Ariadna Rousaud


Fotografía: Marcela Grassi

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