Tienda Insignia de Rachel Comey Fashion

Nueva York, EE.UU.

Hay una imagen en la página de Instagram de Rachel Comey que resume cómo ha cosechado los parabienes de la crítica pero también su actitud hacia el mundo de la moda. Representa el abdomen de la madura modelo Birgitt Doss. Lleva puesto un top bralette y su vientre sobresale inequívocamente entre la parte inferior del top y la cintura del pantalón, como le ocurre a la gran mayoría de quienes dejaron atrás los veinte hace mucho tiempo.


"Mujeres de carne y hueso… Gracias, Sra. Comey", reza un comentario al pie de la fotografía. "Su belleza me hace llorar, literalmente", leemos en otro. Comey es una diseñadora de moda a la que le gusta hacer las cosas de forma distinta. La revista Harper's Bazaar la describió una vez, de forma entrañable, como "la niñera fantástica a la que nunca dejas de adorar". 

Comey abrió su primer negocio en la rural Vermont con una línea de ropa interior femenina, antes de trasladarse a Nueva York en 1997. Fue asistente freelance varios años en fotosesiones, diseñó vestuario teatral (David Bowie fue uno de sus primeros admiradores) y trabajó una temporada para la firma de moda Theory. En 2001 lanzaría su propia marca con una colección para hombre. "Tenía muchos amigo actores y músicos en Manhattan, y necesitaban cosas para el escenario", declaró a la revista GQ. No obstante, su popularidad llegó con la moda femenina, y hoy en día cuenta con un grupo ecléctico de admiradoras famosas, como Dakota Johnson, Maggie Gyllenhaal, Rashida Jones e incluso Michelle Obama. 

Podría decirse que las primeras señales de que estaba decidida a seguir su propio rumbo llegaron en 2013, cuando organizó un desfile de moda con cena en los muelles de Brooklyn, una decisión inaudita por aquel entonces, pero que ha sido muy imitada después.  


Un año después abrió su primera tienda en el SoHo neoyorquino. Hacía años le había echado el ojo a un antiguo garaje de una planta. "De hecho fui clienta de la tienda de alfombras que hubo antes. Abrir aquí resultó sencillo, tan solo debía convencer al propietario de que me escogiera a mí". El espacio es una creación conjunta de la arquitecta Elizabeth Roberts, afincada en Brooklyn, y el diseñador de interiores Charles de Lisle; destaca por el techo de madera con vigas conservadas y restauradas, el pavimento de terrazo hecho con hormigón vertido mezclado con pedazos de mármol colocados a mano, y un gran bloque de hormigón bajo uno de los tragaluces, al que se agregaron piedras recogidas en una playa local, combinadas con piedras pómez del puesto de lavado a la piedra de vaqueros de la diseñadora, que ahora sirve para exponer calzado. La colección de Comey cuelga en percheros curvilíneos de latón cepillado anclados a las paredes. Según de Lisle: "Rachel buscaba un espacio con carácter para albergar prendas femeninas y también quería una sala donde exhibir la colección completa por primera vez... El objetivo era acomodar piezas diversas, algo muy motivador".  

La tienda se ha adaptado a la evolución del negocio, añadiendo más accesorios. Recientemente, Charles de Lisle ubicó los expositores y vitrinas para almacenamiento de USM en el centro del espacio, que incluyen una combinación de ropa, libros y los cada vez más omnipresentes zuecos de la diseñadora, así como otros accesorios.

"He sido fan de USM casi desde siempre y hace mucho tiempo que uso sus muebles", explica. "Para mí es muy sofisticado. Tiene un diseño industrial pero realmente bello que puede funcionar en cualquier circunstancia".

El conjunto es una verdadera delicia, resulta elegante, funcional y un poco sorprendente, como las prendas de Comey. Como señala de Lisle, Comey es una diseñadora que "sigue su propio camino; esa es su magia, ser fiel a su verdadero espíritu".   

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Para saber más@rachelcomey, www.rachelcomey.com
Fotógrafo:James Chororos