Dado que ha dedicado toda su vida profesional a la industria de la moda, Craig Ford posee un marcado sentido del diseño. Su carrera incluye el trabajo con Duffer of St George y la marca japonesa de ropa de calle A Bathing Ape (que contactó con él para abrir su primera tienda fuera de Asia), antes de convertirse en el distribuidor de Billionaire Boys Club, ambos a través de su propia empresa, a number of names.

Si bien su faceta laboral está dominada por el estilo callejero, en casa las cosas son algo distintas. Vive en un dúplex en el londinense Bevin Court, un complejo residencial modernista diseñado tras la Segunda Guerra Mundial bajo la tutela del arquitecto Berthold Lubetkin. Por ello, decidió comprar una mesa de comedor y sillas para su sala de estar fabricadas por Ercol. "Me pregunté: para una persona que residió aquí en la década de 1950, ¿cuál sería el mobiliario auténtico? Y me vino a la mente Ercol". No obstante, lo que realmente llama la atención son los muebles de USM, llenos de libros y de su colección ecléctica de vinilos.

Su relación con USM comenzó hace casi 20 años, cuando un amigo compró algunas piezas de segunda mano. Al principio no estaba convencido. "Me parecían muebles de oficina malos de los años ochenta", ríe. Sin embargo, empezó a ver la marca en varias oficinas en sus viajes de trabajo a Japón y eso le hizo cambiar de opinión. Tanto es así que cuando llegó el momento de reformar la vivienda, se decidió por esta marca para su hogar.

Curiosamente, el primer mueble que compró fue para el dormitorio de su hijo, un armario en amarillo a juego con el radiador contiguo. "Necesitaba algo práctico para libros, ropa y almacenamiento en general. Es enormemente funcional", explica. Además tiene otra pieza para su mesilla de noche. En la planta inferior es difícil no fijarse en el tamaño de su colección de discos. El hip hop siempre ha sido importante para él, aunque también escucha cantautores, jazz, punk, new beat belga y soul. Tener los vinilos a la vista en las estanterías es una elección consciente. Antes de comprar USM tenía su colección detrás de unas puertas correderas y por eso no tocaba los discos. "Decidí que debían estar mucho más accesibles", declara. Llevo comprando música desde los ocho años. Me he vuelto a enamorar de poner discos y los estoy adquiriendo de nuevo por primera vez en años".

Es una de las múltiples ventajas que me ha reportado la compra de muebles USM.

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